viernes, julio 28, 2006

El único defecto del Universo (de "Otras escalofriantes teorías", parte II)

En el positivismo extremo se suele considerar que el Universo es un sistema cerrado y perfectamente ordenado, y que conceptos como el azar o el caos son solamente "excusas" humanas ante su incapacidad por entender o explicar toda la complejísima mecánica del mismo. Pero tal vez, y finalmente, logre anotar mi nombre en la historia con mi descubrimiento: el Universo tiene una, sí, al menos una, única falla.

El único defecto en la trama - de otra forma perfecta - del Universo, es el pene.

Cómo llegué a semejante postulado? Bueno, como los positivistas, parado en evidencia empírica. Como pasa con muchos descubrimientos, la evidencia se va acumulando a lo largo de un tiempo habitualmente prolongado, en la forma de una sospecha, hasta que esta sospecha se comprueba cuando Dios tiene a bien proporcionarnos la última pieza del rompecabezas, la que finalmente sirve para verificar la teoría en un todo.

Leía el periódico furtivamente por encima del hombro de otro pasajero. Mucho más de lo mismo de siempre, salvo por un titular que me llamó la atención:

DISFUNCIÓN ERÉCTIL: PROBARÍAN NUEVAS ALTERNATIVAS DE TRATAMIENTO.

Y ya que están, pensé, también podrían buscar alguna "nueva alternativa de tratamiento" para los que tenemos "función eréctil", porque si no se para está mal, pero si se para mucho, también. Tal vez sea por eso que 2000+ años de civilización nos han provisto - entre otras bondades - de métodos para aumentar los pechos, para reducir los pechos, colágeno para los labios, lipoaspiración, lipoescultura, botox para las arrugas... pero NADA para el pene. Porque finalmente, si es grande, está mal, y si es chico, está mal, así que sin importar el tamaño, con que tengas uno estás igual de jodido. O sea, si sos hombre. Está mal acabar pronto, pero cuando uno maneja bien la duración, le piden que acabe, así que también está mal. Los hombres somos criaturas condenadas por propia naturaleza a ser perpetuamente inadecuados.

Yo fumaba. Hasta que me di cuenta de lo mucho que me restaba el cigarrillo, así que lo dejé. Estuve un año sin fumar, hasta que me di cuenta de lo demasiado que me aportaba no fumar, así que volví a fumar. Entre los miles de efectos secundarios que tiene el cigarrillo, hay dos que me resultan muy importantes: resta aire y energía, y es un potente moderador de la líbido. No me quiero imaginar qué haría con un suplemento extra de energía y de líbido, si así como estoy ambas resultan demasiadas.

El pene es un problema. Pero no es solamente un problema de los hombres, que de por sí somos portadores, involuntarios e irremediablemente pasibles a lo que nos tocó como equipamiento de fábrica, sin opción a cambio o modificación, condicionados a arrastrarlo a todas partes por la vida, y ser también arrastrados por sus impulsos y sus caprichos, ya que tiene su propia agenda. También es un problema para las mujeres, que si lo tienen (disponible, eso) le huyen y si no lo tienen lo añoran. Seamos honestos: a nosotros no nos gusta el pene, y a ellas tampoco. En síntesis, el pene es un problema de todos. Es una desgracia de proporciones globales.

En un Universo sin pene, todos los hombres (y tal vez las mujeres) seríamos iguales. No habría guerras, ni competencia, ni otras exhibiciones o acaparamientos de poder, que finalmente son un intento por demostrar virilidad. Sin acumulación de poder, no habría riquezas, así que no habría hambre, ni industrialización, ni contaminación; seríamos todos uno con nosotros mismos y con la naturaleza. No existirían los celos ni las envidias, y el amor sería el sentimiento puro y espiritual con el que tantas veces intentamos identificarlo como veces fracasamos en el intento. No habría pornografía, prostitución, ni ninguna otra clase de explotación sexual. No habría hombres violentos con sus parejas y no habría mujeres maltratadas. No habría violaciones. La mujer no sería considerada a través de los siglos y de las culturas como un objeto, como un trofeo que hay que obtener en la vida. La homosexualidad no sería un estigma, ya que - supongo - todos seríamos homosexuales. Si seguimos desarrollando, llegaremos tarde o temprano a la lista completa de todos los vicios y males del mundo. Ya sea directa o indirectamente, como consecuencias de males mayores, la culpa de todo la tiene el pene.

Ahora me voy a sentar a divertirme viendo cómo el mundo entero se revoluciona a la luz de este fabuloso descubrimiento. Mientras estoy en eso, me voy a servir un par de whiskies con el mismo hielo que esta semana destruyó el parabrisas y la chapa de mi auto, y así me pienso quedar hasta que me otorguen el Nobel, y una vez que esos 50K Euros estén en mi bolsillo, voy a salir a gastarlos.

Adivinen en qué.

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