viernes, septiembre 29, 2006

Algun Día

Algun día vas a encontrar en alguien lo que yo encontré en vos, y ese día me vas a entender. Yo todavía ahora estoy entendiendo cosas, gente, que pasaron por mi vida, y por qué pasaron.

O tal vez ya lo encontraste, y pasaste, o pasó de vos, pero en todo caso eso no me interesa, no quiero, no necesito, ni me creo en el derecho a saberlo. No me puede doler más.

Vos no sos una nena. Te gusta jugar a hacerte la nena conmigo, pero sé que entendés, perfectamente, de qué te estoy hablando, cuando toda tu respuesta es una expresión de desconcierto poco convincente.

De esa espina, clavada en el corazón, justo encima de la boca del estómago, que te duele, pero no te atrevés a sacar, porque sabés que te va doler más, o tal vez porque en realidad te gusta cómo te duele.

Algun día, vas a encontrar a ese que te toca el alma, y se la lleva con él, arrancándotela a jirones, pegada en la punta de los dedos, aunque te enoje no poder hacer nada por evitarlo.

Ese que te funde la piel, que te incendia de la urgencia, al que no podés esperar, por más calma que intentes quedarte.

Ese que te marea solamente con su mirada, y que te emborracha solamente con su voz, sin importar cuánto fuerces a tu voluntad por mantenerte compuesta.

Ese que te sonroja, te acalora, y te humedece con sólo acercarse, venciendo a todos tus pudores y tus vergüenzas.

El que te estremece, te hace correr frío por la espalda, y te emociona hasta las lágrimas, con solamente abrazarte, más allá de toda lógica y de toda explicación.

Algun día, lo vas a encontrar, y entonces te va a asaltar mi recuerdo lejano, y finalmente vas a entender todo lo que hoy te parece raro en mí, y las piezas van a caer y encajar solas, ensamblando en un segundo el rompecabezas que hoy soy para vos.

Ahora, terminá de vestirte y vamos. Creo que se nos hizo tarde.

martes, septiembre 26, 2006

El Flash Milagroso (de Otras escalofriantes teorías, parte III)

Una de las mejores definiciones del amor a primera vista que oí en mi vida, la oí – como era de esperarse – de una mujer. No recuerdo quién era ella, pero sí me acuerdo lo que dijo:

- Creo en la calentura a primera vista. El amor es otra cosa.

Recuerdo que en el momento no me sedujo, no coincidí mucho. Cuando lo reviso ahora, en cambio, me parece una importante exhibición de madurez emocional.

Es que cada vez creo más que hay una edad en la que finalmente hay que dejar los cortos y entender que el cariño y la calentura recorren caminos neuronales diferentes y son disparados por hormonas tan distantes que a unas las segrega el cerebro y las otras, el talón del pie.

Yo solía entenderlas como emociones relativamente hermanadas, y de la fusión de las cuales, ahora sí, emergía triunfante el Amor, así, con mayúsculas, el grande, el verdadero, ese flash cegador de la vista y el alma. Ahora, a veces se me ocurre si no estaré ya grande como para hablar de amor; mucho más de amor a primera vista.

Yo soy enamoradizo. Es algo que siempre tuve que controlar de una forma u otra, y que mayormente pensaba que sólo nos pasaba a los hombres. Pero, cada tanto, me llega una historia que me demuestra que estoy equivocado. Malizia, por ejemplo, la relata en su blog con la deliciosa y habitual maestría a la que nos tiene mal acostumbrados a sus lectores.

Por supuesto, al escuchar o leer esas historias, uno como hombre no puede evitar preguntarse qué haría falta para pasar de espectador a protagonista; si hay algo que efectivamente falta, o si hay algo que se pueda hacer para favorecer una situación así. Y como siempre, hay respuestas que son inmediatas, hay otras que quedan fuera del alcance de visión, y hay más preguntas inducidas.

Para empezar por el principio, yo no soy ni alto, ni ancho, ni morocho de pelo enrulado, ni rubio de pelo lacio; no tengo ojos azules, ni soy extranjero, ni exótico. Supongo que en algun punto, no transmito al mundo la imagen de “virilidad” grabada a cincel en el comun de los cortex femeninos. Y como oí hace poco, "Nunca hay una segunda oportunidad para una primera impresión".

Inmediatamente, vendrá el consuelo de que con ser “especial”, “distinto” u “original” es, sino suficiente, al menos un buen comienzo. Convengamos en algo: en una ciudad con 10 millones de habitantes, ser “distinto” y “original” es bastante improbable. A pesar de lo cual, yo ciertamente me considero único y diferente, incluso hasta cierto punto un renegado, y escapo lo más que puedo a cualquier clase de estereotipo, pero esto rara vez me jugó a favor, más bien me jugó para el lado de quedar como el bicho raro en cuanto grupo estuviera, y me causó en mi juventud más problemas de adaptación que capacidad de seducción.

En este punto, uno es asaltado por una tenue, pero intensamente persistente y fastidiosa sensación, como si un chihuahua te estuviera tironeando del pantalón, de que historias así no están escritas para todo el mundo, que hay gente que no puede aspirar a ellas por el término completo de sus vidas. Y no porque nadie nunca se haya enamorado de mí, que no es el caso, sino que ni es lo más habitual, ni es en ciertos términos.

Y si me siguieron hasta acá, pasemos la pantalla y prosigamos al siguiente nivel de dificultad: que el enamoramiento sea mutuo.

Si tenemos que hacer un análisis que nos lleve a algun lugar útil en la práctica, tenemos que hacer algunos números, y llegar a una probabilidad. Supongamos, para el caso, que un@ es solter@, sale con frecuencia y conoce una cierta cantidad de gente del otro sexo todos los meses, que está dentro del rango aceptable de edad. Para facilitar las cuentas, supongamos que un@ conoce con una proximidad aceptable, a unas 20 personas. Segun como esté su nivel de exigencia, a un@ le pueden gustar más o menos la mitad de estas personas, pero para el flash hace falta más: digamos, uno de cada cien. Eso significaría que hace falta esperar, en promedio, 5 meses para pegarse un buen enamoramiento, a los cuales habrán transcurrido otros 99 candidatos por debajo del par, y supuestamente, otros 99 candidatos para el causante del flash. La probabilidad, entonces, de uno en cien en uno en cien, es de uno en 10.000. A 20 candidatos por mes, arroja una espera de casi 42 años.

Ergo, el flash mutuo es ciertamente milagroso, y al que le haya ocurrido, puede sentirse agradecido de haber sido tocado por el dedo meñique del pie de Dios.

Así que la conclusión obligada es que la gran mayoría de las parejas están conformadas por dos personas que no fueron mutuamente flasheadas, sino un mix entre las que tienen a uno solo de sus integrantes flasheado y las que no tienen flasheado a ninguno de los dos. Y las que me preocupan en particular son las segundas, porque hay una connotación muy inquietante: en estas parejas, uno, el flasheado, es el motor de la relación, y el otro, el no flasheado, es alguien que accede a la relación, pero sin mayor motivación interna. Algo así como l@ quiero porque me quiere. Algo así como un amor piadoso, que está muy lejos de la pasión y la entrega con locura del otro integrante.

Algo que uno, si no hubiera aprendido hace mucho que la vida no tiene por qué ser justa, consideraría injusto.

viernes, septiembre 22, 2006

Todas distintas

Los hombres solemos esgrimir una frase del saber popular que dice que “son todas iguales”.

Bueno, señores, con una mano en el corazón... hay que hacer ejercicio de humildad y reconocer que es por puro despecho y en represalia a la frase espejo de ellas hacia este lado, que esa sí es, no sé si cierta, pero al menos bastante aproximada.

Una de las grandes dificultades para los hombres a la hora de conquistar, seducir o gustar es justamente la falta de parámetros y de consenso del lado de ellas con respecto al estilo, vestimenta, contextura y toda arma de seducción existente, imaginable o por inventarse.

En cambio, en la recíproca, ellas suelen sostener que basta con una buena cola y unas buenas tetas, para capturar nuestras miradas – y nuestros pensamientos. De nuevo, bastante aproximado. En mi caso particular, no basta – busco también una cierta actitud, y unos ciertos rasgos faciales y generales – pero tengo que reconocer que suma, y bastante. Sobre todo las tetas.

De este lado no hay armas tan infalibles como unas tetas – que por otra parte hoy día es relativamente fácil ajustar al canon de belleza que la moda imponga. De este lado, lo que priva a la hora de la conquista se nutre en la más pura de las incertidumbres.

Las hay quienes mueren por los tipos musculosos, y a quienes les repulsan. Están aquellas que se impresionan con un tipo trajeado y formal, y otras a quienes les va más el jean de tiro largo por la rodilla a la hip-hop; y si viene con gorra de costado y skate en la mano, mejor. Algunas prefieren la prolijidad de la camisa o remera adentro del pantalón, y a otras les parece lisa y llanamente ridículo. A algunas les desvía el ojo el pelo largo, y las demás se dividen entre las que lo odian por envidia y las que simplemente lo odian. A algunas las seducen las canas – sip, tal cual, si te teñís para ocultarlas pasás por viejo gatero -, a otras los pelados, a otras los rubios, a otras los morochos, a otras las barbas, a otras sólo el bigote macho tipo comisario, y otras detestan todo esto.

Con respecto al estereotipo general donde cuadrar al caballero, parece haber un esbozo de consenso, al menos en lo meta-concreto: el éxito atrae. A ellas parecen gustarles los tipos a quienes les apasiona lo que hacen, sea lo que fuere que hagan. Pueden ser músicos, actores, profesionales, chefs (la puta madre dicho sea de paso), o cualquier otra cosa. Parecería que cuanto más exótica la profesión, más sex appeal, aunque esta lista la encabeza el empresario, que ese sí seduce a cualquiera de ellas.

Yendo al temperamento del ejemplar masculino, los criterios vuelven a diverger: algunas los buscan firmes, sólidos y estructurados; otras, se involucran con niños grandes, caprichosos, inconstantes y dependientes; a algunas las atraen los machos recios, duros y distantes, y a otras los tipos tiernos, cálidos y cariñosos. La mayoría dicen buscar hombres buenos, pero terminan reconociendo su debilidad por los chicos malos.

Suponiendo que el señor de marras haya podido sortear este laberinto y haber encajado con cierto porcentaje exitoso en el gusto particular de la señorita - lo que ya raya en el milagro de entrecasa – y la cosa esté lista para fase 2, las dificultades se expanden: en la cama no hay dos que remotamente se parezcan, con lo cual el señor puede ir archivando tranquilo todas las recetas oídas, vistas o leídas, junto con el conocimiento adquirido en experiencias anteriores. Cada mujer te devuelve a los 17, cuando no sabías nada de nada. En cada cama hay que aprender todo de nuevo.

En mi experiencia personal, me han tocado aquellas a las que no les gustaba que las besaran, y otras que reclamaban más besos; algunas a las que no les importaba en lo más mínimo el orgasmo, y otras que reaccionaban con enojo cuando no lo tenían; las que sólo podían llegar al clímax si llevaban el mando, y las que sólo se acostaban y se dejaban hacer; a las que había que presionar hacia arriba, a las que había que presionar hacia abajo, y a las que la penetración hacia donde fuera las tenía sin mayor novedad; algunas que no querían saber nada de recibir sexo oral, pero ardían cuando las tocaban, y otras en el caso totalmente inverso. Con respecto al oral saliente, hay más consenso: las pocas que lo aceptaban, lo hacían con más recelo que pasión. La lista sigue, y abarca todo el abanico imaginable de la actividad sexual: la desnudez, las caricias, el ambiente (por ejemplo: me han llegado a reclamar que no íbamos a hoteles, y me han llegado a reclamar que íbamos a hoteles), el horario, el ritmo, la duración, la iluminación, el juego, la duración / variedad / intensidad de los preliminares... y seguramente me olvido de muchos más.

A la vista de lo cual, el famoso, preciado y casi casi místico “saber de mujeres” es un don al que me parece bastante improbable – por no decir imposible – aspirar.

Y sin embargo, aprendiendo a través de sucesivas relaciones, nos las arreglamos para desarrollar técnicas, y tácticas, en la vida, para acercarnos al tan enigmático y variado sexo opuesto. Cómo hacemos? Yo creo que en el ejercicio de la resignación y la arbitrariedad. Para resumir el concepto, quedaría más o menos así:

- Ya que no se las puede entender, y ya que no se les puede gustar, salgo al mundo como soy, y dejando muy en claro cómo soy.

El truco aquí es lograr que la mayor cantidad posible de gente reciba el mensaje de cómo es uno. Cuanto mayor la muestra, más probabilidad de que alguna fémina a quien le seduzca el perfil, quede en la red.

Y sin embargo, esta conclusión tan práctica y tan razonable tampoco suele funcionar muy bien – salvo, claro, que uno sea el empresario exitoso, chef, aviador, esquiador, agente secreto, músico y skater, en cuyo caso no hay nada que lo pueda detener -, con lo cual volvemos a que sí existen reglas de seducción, que están más o menos identificadas, y sí existe un protocolo de acercamiento a ellas.

Que cuáles son? Bueno, eso, en el próximo episodio.

(continuará)

jueves, septiembre 21, 2006

No hay nada que hacer...

...hay ciertos actos fallidos que me definen:

- Mandar el mail "te lo envío adjunto"... sin el adjunto.
- Traer los cigarrillos, pero olvidarme el encendedor.

Damn... tal vez hoy sea el día para finalmente dejarlo.

martes, septiembre 19, 2006

Disfraces

Buenos Aires, una ciudad trazada en épocas en las que la población era la décima parte de lo que es ahora, y la densidad vehicular la vigésima. Empedrados inaceptables por todas partes, y avenidas congestionadas a perpetuidad, como las nieves eternas de las montañas. Creo que mucha gente se debe haber quedado a vivir, directamente, en lugares como Avenida Córdoba, en algun embotellamiento que sencillamente duró para siempre.

Avenida Corrientes, de mañana, hora pico, a paso de hormiga. El tedio y la resignación invitaban a distraer la mente en el deporte ocioso por excelencia: observar a la gente, y la abundante marea humana de la zona del Once ofrecía un abanico por demás rico. Los carteles de los negocios también aportaban lo suyo, sobre todo los de las numerosas casas de ropa interior femenina.

- Yo regalé muchos conjuntos como ese, pero nunca me lo desfilaron así.

En eso estaba, cuando desde el rabillo del ojo me llamó la estridencia de una de las vidrieras. Un negocio de ropa para chicos. Multitud de objetos pequeños, con apliques todavía más pequeños, en colores vivos y contrastantes. Y del toldo colgaban disfraces. Un surtido de disfraces de esos que a los chicos les gusta ponerse en las fiestas de cumpleaños.

Power Rangers, en todos sus sabores imaginables: SPD, Dino Trueno, el clásico...; Batman; Spider Man; Superman; y en el centro de la muestra, se empezaban a intercalar con Cenicientas, Blancanieves, y ese vestido rosa de las películas de Barbie.

Me hizo pensar que más allá de las diferencias obvias, son aproximadamente los mismos disfraces que los adultos nos ponemos para gustar y seducir: superhéroes testosterónicos para ellos, princesas delicadas y necesitadas de un salvador, para ellas. Claro que los hombres nos ponemos disfraces más cercanos a la realidad, aunque más no sea para no hacer el ridículo con una capa roja. Nos ponemos trajes, para jugar a los ejecutivos. Cuanto más caro el traje, más importante y más seductor. Nos ponemos corbatas. Nos ponemos uniformes. De bombero, de policía, de médico. O nos ponemos el antiuniforme de bohemio, de artista, de mente libre. Lo importante es transmitir el mensaje de que hacemos algo serio e importante para la humanidad toda, y que lo último en lo que estamos pensando cuando miramos una mujer es en sexo. Qué irónico, si lo que estamos haciendo, en el fondo, es jugar.

Muchas veces me ha llegado el comentario de lo común que es que a las mujeres las atraigan los uniformes. La fantasía de ser rescatada por un bombero figura consistentemente en el top ten en todas las encuestas sobre fantasías femeninas que leí. Los delantales médicos también gozan de un alto status en la imaginación de ellas.

Cuántas veces, cuántas víctimas, de ambos lados de la frontera de géneros, se habrán cobrado disfraces como estos. Cuántas desilusiones, justo en el momento en el que el disfraz se gasta y no se puede sostener más, y se ve la remera, el jean, quién es la persona, detrás del personaje de las primeras citas, de los primeros meses. Ese umbral pasado el cual se acaba la seducción, y la sorpresa y la fascinación se vuelven inviables, y el disfraz se convierte claramente en la mentira que siempre fue. Ese momento de la verdad, en el que las reglas y las indentidades cambian, y empezamos a hablar de una pareja completamente distinta a aquella que se conoció y fue a tomar un café, a bailar, al cine, a cenar. Una pareja tan distinta, que ahora podría no tener el menor sustento.

Por qué lo hacemos? Pensaba, mientras el semáforo abría y finalmente ponía primera para avanzar otros diez metros. Cuando era más joven, y más ingenuo, pero no necesariamente más idealista, creía que uno podía salir al mundo tal cual era, y que alguien, algun alma gemela, lo iba a notar, iba a ser atraída, justamente por eso. Y como es de esperarse, el mundo me trató como me tenía que tratar: bajándome a hondazos de mi soberbio pedestal.

La seducción existe. La gente la lleva, la inventa, la hace real. Nos hace falta. Jugar el juego, y decir todas las mentiras que hagan falta, y esconder todas las cartas que sea necesario, llevados por el entusiasmo de la conquista y los nervios de la proximidad, de la urgencia, de adivinar el tenue, distante y embriagador aroma de los sueños cumplidos.

Aunque sus reglas sean otras, muy distintas, a las de nuestra vida normal.

Demasiado distintas.

viernes, septiembre 15, 2006

El Cruce

Hoy voy a cruzar una línea.

Hoy voy a volver a tomar control de mi vida y de mis experiencias.

Hoy me voy a sacar una carga de encima, y como bonus, le voy a sacar una carga de encima a alguien que me importa.

Hoy voy a pasar del otro lado del vidrio, y finalmente aprender cómo se ve este lado desde aquel lado.

Puede salir bien. Puede salir mal. Puede quedar todo igual. La puedo pasar bien, o no, o salir lastimado.

La verdad puede ser dura, o puede confirmar las cosas que sé desde hace mucho, y que todavía me resisto a aceptar. O puede tenerme reservada alguna sorpresa.

Hoy voy a cambiar algo.

Hoy voy a intentar una estrategia distinta.

Hoy voy a hacer algo diferente.

Hoy, no va a ser un día como cualquier otro.

Deséenme suerte.

viernes, septiembre 08, 2006

El Número Mágico, Extended Radio Mix

No, no empezamos con el refrito. O sí, no importa.

El hecho es que El Número Mágico es una teoría vieja. Ojo, no obsoleta: sólo anticuada. Desde su descubrimiento a la fecha, la tecnología nos ha provisto de numerosos datos más recientes y precisos, y estamos en condiciones de ampliar su campo de vigencia y valernos de esta extensión para llevar su aplicación a la explicación de otros fenómenos cotidianos.

Es así que estamos en condiciones de establecer, en el espécimen humano femenino medio, otras edades psico-emocionales cronológicamente anteriores y posteriores al Número Mágico; a saber:

- La Adolescencia: desde los 16 a los 19 años, a la última fase de la adolescencia se le agrega una de las últimas nuevas experiencias en la conformación personal: la sexualidad. Esta fase está marcada por el aprendizaje, tanto en lo afectivo como en lo sexual, que no obstante se ve obstaculizado por factores relacionados con la inseguridad: la vergüenza, el temor y la falta de decisión. En lo emocional, no hay indicios de iniciativas en el sentido de proyecto de pareja, y las relaciones suelen ser cortas, inocentes y sin rumbo.

- La Juventud: entre los 20 y los 24 años, las mujeres descubren que son, efectivamente, el Centro del Universo, lo que les permite tener una visión del mundo, y particularmente del género opuesto, elevada y exigente. Curiosamente, pocas ponen empeño en explotar esta circunstancia plenamente, limitándose en la mayor parte a jugar, como haría un gato bien alimentado con un ratón. En esta fase, el énfasis está puesto en las amigas, la carrera o los estudios, y la diversión. Tanto en lo sexual como en lo afectivo, el ejercicio del NO es una constante, y la autoestima y la histeria están en su punto máximo. De haber relaciones preexistentes, estarán en peligro todo el tiempo dada la abundancia de ofertas hacia la dama. Las relaciones establecidas durante esta fase serán mayormente endebles dado que en su mayor parte los caballeros no serán capaces de mantener satisfechas las múltiples exigencias de la señorita.

- El Número Mágico: a los 25 años, la energía sexual acumulada durante la Juventud explota como una Supernova. En lo sexual, esta es la fase final de exploración, experimentación y apertura a nuevas experiencias, y fijará la identidad de la mujer. Durante este año, habrá un afortunado, quien con un poco de astucia en el manejo de las situaciones y los tiempos, quedará para siempre en la memoria de la fémina como EL amante. Desafortunadamente, de su pericia y su sensibilidad como amante, se definirá el baseline de actitudes, inclinaciones y preferencias afectivas de ella para con sus futuras parejas. Y decimos desafortunadamente, porque conociendo de primera mano la pericia y sensibilidad masculina, no quedan para los sucesivos amantes muchas esperanzas de encontrarse con una paleta muy amplia. Para ejemplo sobre esta fase, que es en la que el espécimen masculino se queda por el resto de su vida, seríamos capaces de apostar el millón de dólares que no tenemos a que Elizabeth estaba en su Número Mágico cuando lo de 9 Semanas y Media.

- La Pre Madurez: posterior al empacho de pasión que supone el Número Mágico, comienza un proceso de inversión de roles en la personalidad femenina, que se completa a los 29 años y dura el resto de su vida. Las hormonas ceden el control a lo racional, y todavía dotadas de encanto, comienza la búsqueda de construcción de un proyecto de pareja. La elección de candidatos estará basada en factores con los pies sobre la tierra, como la posición social y económica, o la inteligencia, quedando el atractivo físico notablemente detrás. Lo sexual será un aditamento accesorio en la conformación de estos proyectos de pareja, pero nunca volverá a ser un tema central.

- El Punto de No Retorno: a los 30, se produce una violentamente clara escisión del género femenino en dos subgéneros: las que están en pareja, y las que no. En pleno cénit de los estragos producidos por la gravedad y el paso del tiempo en el normal funcionamiento y desarrollo del cuerpo humano, la mujer ve desintegrarse el poderío que ostentaba en sus veintes, y esto tiene efectos secundarios negativos en todo el plano emocional, con marcada disminución de la autoestima y la líbido. Es habitual que durante esta fase, y presionadas por la urgencia, apuesten a relaciones notable – y notoriamente – insatisfactorias o disfuncionales.

- La Madurez: de los 30 a aproximadamente los 40, se desarrolla una fase que se vive de diferente manera en los dos subgéneros. Las enpareja se establecen afectivamente y sus marcadores emocionales se estabilizan en niveles habitualmente inferiores a los de la Juventud. Con respecto a la vida general de pareja, la disconformidad, la desilusión y la indiferencia son comunes y aceptadas. En el plano sexual, la falta de motivación, de iniciativa y de apertura son predominantes. En las solas, en cambio, suele haber un resurgimiento de los marcadores del Número Mágico y hasta de la Juventud, en magnitudes más moderadas, y con la notable característica de que por única vez en la vida femenina, están en una posición tan vulnerable como la que el hombre habita toda su vida. Las solas pueden ver notablemente reducido su piso de exigencia con respecto a la pareja, sea como proyecto o como ocasional, a niveles comparables a los de los de los hombres.

- El Ocaso: algo después de los 40, la mujer ve a la amenaza cernirse, primero, y dar finalmente cuenta, del último bastión de su poder femenino, que es ni más ni menos que la capacidad de reproducción. Esto supone un último embate contra su autoestima y su líbido, además de otro sacudón al sistema endocrino. Suele ser una etapa de crisis, en ambos subgéneros, y en las enpareja suele ser motivo de rupturas. Sin posibilidad de reproducción, el sexo pierde todavía otro porcentaje importante en su justificación, y esta fase representa una prueba importante en la conformación emocional individual de la mujer y en la solidez afectiva en la pareja.

- La Segunda Madurez: sin datos concluyentes.

Este estudio está desarrollado por SecondThoughts Labs Inc. basado en una muestra lo suficientemente amplia a la especulación. Los resultados deben ser tomados como empíricos y de ninguna manera aceptados como una guía sólida.

Al fin y al cabo, son todas distintas.


martes, septiembre 05, 2006

Conversaciones: El Final del Camino

David: como andás hoy? el sábado estabas alteradísimo man... tas mas tranquilo o ni ahí?

Krestian: emmmmmm
Krestian: el sábado, salvo verlos a uds, fue un día DEL ORTO

David: se, lo noté

Krestian: salió todo para atrás, y no se terminó cuando uds se fueron

David: qué pasó?

Krestian: después de eso, nada más para que le tomes el peso, perdí las llaves del auto
Krestian: no, no, fue uno de esos días que te tenés que quedar en la cama
Krestian: cada cosa que podía salir mal, salió efectivamente mal

David: nooooooooo chabon... eso es porque tenías la cabeza en cualquier lado...

Krestian: por suerte aparecieron, porque la copia de esa llave cuesta más de $30

David: sí, lo sé

Krestian: como será que cuando llegamos a casa me fui a acostar, no daba más de la mala leche
Krestian: es difícil tener tantas cosas bajo control....

David: i know

Krestian: hoy, la verdad, estoy un poco mas relajado, pero creo que por saber que llegué al final de un camino

David: al final en qué sentido?

Krestian: mirá... es una digestión y aceptación de lo que te decía el sábado

David: para mí sigue siendo un poco eso y otro poco el hecho de que es verdad, como dice la publicidad... "la vida es como te la tomás..."
David: si vos puteás por todo, y todo te rompe soberanamente las bolas, entonces todo va a ser una garcha
David: pero si tomás las cosas de otra manera.... quizás no pesen tanto, pero es mi visión, y no tiene por qué ser la tuya ni funcionar de la misma manera para vos...

Krestian: mirá, algo de eso hay, no es que no te crea o no considere lo que me decís, a mí lo que me cuesta es el ejercicio de aceptación, no me gusta resignarme
Krestian: imaginate esto:
Krestian: sos un nene. querés una bici. todos tus amigos tienen bici, y algunos hasta tienen y nunca la usan.
Krestian: entonces, hacés las 1000 para tener contentos a tus viejos para que te compren la bici
Krestian: salís mejor promedio de tu escuela, les das cero problemas, etc etc
Krestian: y tus viejos... te anotan en una escuela privada, pero la bici no te la dan
Krestian: ok... es mas importante la escuela... la bici es una boludez... pero vos querías la bici y la querés AHORA, no cuando tengas 30 y te la puedas comprar solo
Krestian: y no es la muerte de nadie, no cuesta un millón de dólares, todo el mundo tiene o alguna vez tuvo una bici
Krestian: no es para que se te niegue así
Krestian: y aparte... no sólo no lograste tus triviales objetivos (la bici), sino que además te fijaste vos mismo un nivel de exigencia exagerado
Krestian: entonces ahora si volvés a casa con un 9 te miran raro y te preguntan qué hiciste mal
Krestian: ahora... llevar esto, al menos para mí, ya es bastante difícil como para llevarlo, además, con una sonrisa
Krestian: el resultado es tensión, finalmente tu viejo te trae la puta bici, porque ya para todo el mundo es la PUTA bici,
Krestian: te la tira por la cabeza, ahí tenés la conchuda bici, espero que ahora estés feliz,
Krestian: y vos se la tirás de nuevo, AHORA Y ASI NO LA QUIERO, Y METETELA EN EL ORTO
Krestian: yo, realmente, no quiero llegar a ese punto con Juana, y se me ocurre que la solución pasa por disociar las cosas que hay que disociar y empezar a entender las cosas como las entiende todo el mundo
Krestian: el sexo para ella no es importante, o no es importante conmigo, supongamos que esa diferencia es irrelevante

David: pero vos no tenés que olvidarte de vos, quizás puedas relegarte un poco, pero no olvidarte

Krestian: ella me ama, pero ese amor no pasa por el sexo, lo incluye muy pero muy secundariamente
Krestian: ok... no es la muerte de nadie, lo disociaré igual que como hace ella, si a ella no le importa entonces que no le importe
Krestian: ya te dije, el viernes zafó porque lo fui a buscar a Eze, porque ya tenía una decisión tomada y efectivo en el bolsillo

David: lo sé

Krestian: yo sé que intenté, pero con mi iniciativa sola no basta
Krestian: entonces... si nuestra pareja no incluye cierto nivel de sexo, las soluciones no son muchas:
Krestian: 1- abandono y busco mi modelo de pareja
Krestian: 2- me la banco por los siglos de los siglos, amen
Krestian: 3- conservo la pareja hasta donde da, y hago fuera de mi pareja lo que no se puede hacer dentro
Krestian: 1 no es una opción, al menos en este momento

David: 2 es más duro de llevar a cabo

Krestian: 2 es una garcha, y es lo que estuve haciendo hasta ahora
Krestian: 3 parece una hijoputez, pero sólo parece

David: yo lo entiendo, el tema es..... ella entiende la gravedad del asunto y sabe que están estas opciones?

Krestian: mirá, ella es grande
Krestian: este tema lo hablamos muchísimas veces, tantas...
Krestian: .... que la última vez directamente le dije "no me gusta repetirme"

David: no alcanza, lo hablaron en esos términos?

Krestian: sí, lo hablamos en esos términos

David: ok, entonces ya sabés qué tenés que hacer
David: so?
David: 3 hasta que se pueda 1?

Krestian: lo que yo creo... son muchas cosas
Krestian: 1ro, que ella no está enamorada
Krestian: 2do, que lo que sí está es cómoda
Krestian: 3ro, que por combinación de las 2 1ras, su estrategia permanente es hacerse la boluda

David: ta todo bien, pero vos vas a tener que hacer algo por vos, y el orden es el que yo pienso.. 3 hasta que 1

Krestian: mira... 1 es complicado
Krestian: MUY complicado

David: por eso, ahora sí, más adelante no lo sé

Krestian: sí, ahora no se puede
Krestian: eso sí sería de hijo de puta

David: so, 3 hasta que 1

Krestian: sep...
Krestian: la cosa es así: yo sí la amo a ella
Krestian: tenemos una buena pareja, a nivel de convivencia funcionamos muy bien
Krestian: hay planos donde nuestra pareja funciona realmente bien, ese es el único que yo veo donde hay un defecto
Krestian: yo intenté reparar ese defecto, pero no da, no se puede, del otro lado no hay pilas

David: listo, pero que ella lo sepa desde ahora
David: de una manera más sutil, para que 3 no sea un tormento para ninguno de los involucrados y eso cuenta a Eva y a Eze

Krestian: claaa... eso con respecto a mí, pero por supuesto también está Juana, Eze, Eva ahora, toda la flia de Juana, la plata, la casa, etc etc
Krestian: es MUY complicado
Krestian: pero bueno.. sabés cómo lo veo?
Krestian: a mi mujer no le gusta jugar al fútbol, le chupa un huevo, y si lo intenta, por amor, lo hace horrible, no es un oponente digno
Krestian: listo!, juego un papi en un ambiente adecuado

David: listo entonces

Krestian: me pongo la camiseta de papi, los botines de papi, los cortos de papi, y me voy a una cancha de papi a jugar papi
Krestian: no es la muerte de nadie me parece

David: y me parece que hasta es mucho más barato, te diría que hasta en casi todos los ambientes!

Krestian: si, absolutamente
Krestian: ab so lu ta men te
Krestian: mirá, cuando me separé de Pilar tuve un momento de lucidez
Krestian: y dije... de ahora en más, sólo transas o novias a sueldo, en pareja NUNCA MAS
Krestian: ... y después no me acuerdo lo que pasó y cuando me desperté, tenía un anillo en el dedo y ella un bebé en la panza

Krestian: che loco y una cosa muy pero muy importante
Krestian: gracias por bancarme con todos estos rayes míos, posta que me hace bien hablar con vos

David: me alegro que te haga bien, pero again, el tema es que falta un cambio de actitud en vos, al menos al principio para poder ser apenas un poquito más feliz en el mientras tanto

David abandonó la conversación.


viernes, septiembre 01, 2006

Querido Blog:

Cumpliste dos meses en el aire, y treinta posts. Treinta suspiros, treinta lágrimas derramadas en el subte una mañana cualquiera delante de perfectos desconocidos. Treinta botellas con mensajes, como dice Gaby, arrojadas a la inmensidad del océano, con la ilusión de cruzarse con la mirada de otro náufrago, en algun instante breve y efímero en la inmensidad del futuro. Porque no hay secreto mejor guardado que aquel que está a la vista de todo el mundo.

Aunque a veces no se note, casi todos los días te dediqué un momento. Escribiéndote, o agregándote botoncitos, o corrigiéndote. Cuando te miro ahora, noto que creciste, aunque siento que todavía nos falta recorrer un camino, a vos y a mí. Sos como mi plantita, a la que riego periódicamente y que cada tanto me da la alegría de una hojita nueva, de un brote, de una flor. Para celebrar, te conseguí ropita nueva, que quisiera que te pruebes durante el fin de semana.

Pero, cómo fue que empezamos?

Hace un tiempo, encontré por casualidad una de estas botellas. La abrí, y tenía la historia de la vida de alguien. Una historia particular, interesante, que me sacudió. Que me conmovió, que me sacó muchas sonrisas y también algunas lágrimas. Con la que estuve de acuerdo, a veces, y en desacuerdo, otras, pero siempre con algo para descubrir.

Desde aquel momento estuve más pendiente del mar. Le presté más atención, y me di cuenta de que había más botellas, muchas más, miles, millones, que siempre habían estado ahí, pero que nunca había visto. Abrí varias, y en todas me encontré con una persona, con una vida, con una emoción, con una vivencia, con una lección.

Se me ocurrió que podía sacar mis inquietudes del papel arrugado y garabateado, escondido en aquel cajón, y arrojarlas al mar. Que tal vez alguien las pudiera descubrir y sentirse acompañado. O que tal vez pudiera encontrar una respuesta que estaba buscando. O que tal vez disintiera y le sirviera para reafirmar su postura. La vida es amplia, y muy, muy, rara.

Sos un diario íntimo, sí, donde hablo conmigo mismo, como hago desde hace muchísimo tiempo. Pero no sos un diario cualquiera, no, sos un diario que a veces me responde; a veces con palabras de aliento, a veces con enojo, a veces solamente te reís, y a veces me confesás que te dejé pensando en algo de una forma que no se te había ocurrido. Pero esas palabras son siempre apreciadas, siempre valiosas, y siento que de todas puedo aprender algo. Al cabo, yo también soy un náufrago.

Una amiga me preguntó si lo nuestro no tendría algo de exhibicionismo. Es interesante, porque aunque sin la intención, es innegable que tiene un poco de eso. Pero bueno, finalmente el exhibicionismo no me molesta en lo más mínimo, más bien diría que hasta me agrada bastante. En todo caso, será un exhibicionismo ingenuo.

Que es el más interesante.

Feliz cumplemes, querido Blog.


para Montse