jueves, julio 20, 2006

(Y con eso qué...?) Estar enamorado, amar y coger

Bueno, vamos directo al grano, que la vida es corta y hay mejores cosas para hacer que leer este blog.

Las malas señales empezaron cuando comencé a iniciar Conversaciones Asperas a causa de mis inseguridades. Yo empezaba a detectar que nuestra piel y nuestro repertorio sexual se ponían cada vez más escasos y limitados, y eso me inquietaba. Nos habíamos contado buenas partes y detalles significativos de nuestras intimidades pasadas - consejo para principiantes: no abras la Caja de Pandora si no estás seguro de poder vivir con eso - y mi conclusión obligada cobraba dos matices posibles:

- o ella no estaba enamorada de mí,
- o a mí me faltaba o fallaba algo en mi manera de relacionarme con ella o en mi manera de plantear las situaciones y las propuestas.

Para añadir a la coyuntura, se me empezó a plantear una alarmante semejanza entre lo que estábamos viviendo y las últimas épocas de mi matrimonio con Pilar, y no va que en una conversación con ésta por aquellos días me desayuno con un caramelo del tipo:

(...)
- P, vos me conocés mejor que nadie. Necesito saber qué pasa, por qué la gente me ve distinto a lo que yo me veo.
- Vos tenés que hacer tu historia y que no te importen los demás.
- No, no. No es eso. Creo que la gente me ve como un osito de peluche. Vos me viste como un osito de peluche, cuando estuvimos juntos. Quiero saber por qué.
- Bueno, vos querés la verdad pura y dura? Y nos dejamos de joder con esto?
- Si, quiero la verdad.
- Yo NO ESTABA ENAMORADA DE VOS. Ya lo dije y espero que con eso te alcance.

Glup. Lo dijo, ciertamente, y ciertamente respondió muchísimas cuestiones con una eficiencia y síntesis obscenas. Y también agregó algo en la línea de "igualmente ojo, porque estar enamorada no significa hacer cosas que no te gusten", y también algo del tipo "las mujeres cogen distinto con tipos distintos", pero para ese entonces mi discernimiento estaba gravemente alterado. No todos los días alguien con quien te pasaste diez años de tu vida te dice que aprendió a respetarte y a quererte, pero que nunca te amó.

Para agregar al mix, yo me seguía llevando por la - ahora lo veo claramente pero entonces no - inocente concepción de que la gente tiene una cierta identidad, que se modifica segun su pareja hasta un cierto punto, pero no demasiado. Digamos que si a mí no me interesan los tríos no va a haber forma de que una mujer me convenza por más enamorado que esté de ella. Con lo cual, yo infería que las cosas que Juana hubiera hecho en el pasado de alguna forma la definían, y el hecho de que no las hiciera conmigo indicaba que algo estaba muy mal. Y con todo esto, cargué mis armas y me mandé a cometer otro gravísimo error:

Compararme con el chef.

El interrogatorio vino más o menos en la línea de por qué cada vez jugábamos menos, por qué estábamos cada vez más rutinarios, por qué yo la veía a ella cada vez menos dispuesta, por qué tenía tantos "no", y por qué... no aceptaba propuestas mías de cosas que había hecho con otras personas. Y las respuestas fueron un catálogo de crosses a la mandíbula casi tan demoledores como el tiro de gracia Pilar-style:

- No tengo por qué hacer cosas con vos solamente porque las hice antes con alguien más.
- Y después que hagamos eso qué más vas a querer?
- Vamos a tener tiempo para hacer todo eso.
- Estás pensando siempre en eso. - todo un clásico.
- Quiero ceder en las cosas que a vos te hagan bien.
- Si necesitás que juguemos más, ok, juguemos más.
- Coger bien para mí aporta apenas una marquita en la autoestima. - esto venía de la misma persona que opinaba que el sexo era el 60% de la pareja.

Pero, ya irritada sobre mis preguntas por el chef, el Oscar fue para:

- Hay gente para coger y gente para amar. Y yo a vos te amo.

Considerando que es una frase tan corta, me decepciona a mí mismo la cantidad de meses que me llevó entenderla. En el mientras, seguía tratando de digerir si al chef también le habría preguntado qué iba a querer después, si el chef no estaba siempre pensando en eso, qué era lo que el chef habría prometido para el futuro, por qué con el chef no había necesitado más de dos meses, si con el chef también había que hacer un esfuerzo para jugar, si el chef, y por qué el chef, y cuándo el chef, y el chef, y el chef...

Recién cuando logré encontrar una tangente que me sacara de ese loop, entendí que como a mí me amaba, iba a tener conmigo la pasión más cómoda y mediocre de su vida. Las grandes aventuras, las grandes entregas, la adrenalina y la experimentación eran para gente a la que a lo sumo "quería mucho", y eso ya era una fase pasada e irreversible.

Por otro lado, me seguía asombrando la frase. Yo no soy prejuicioso y me encantan las mujeres que ejercen su libertad sexual, me encantan liberales, y yo me había quedado con Juana, en gran parte, parado en este aspecto de ella, que conmigo no era. Pero más allá de eso me dejaba pensando por qué la gente en general supone y defiende que los que tenemos el sexo desafectado de los sentimientos somos solamente los hombres.

Otra concepción ingenua, sin dudas.



1 comentario:

Recomenzar dijo...

Interesante tu blog.te dejo el mío