sábado, julio 01, 2006

Tómalo o déjalo

Blanco o negro. 1 ó 0.

En teoría, las decisiones de este tipo deberían ser las más fáciles de tomar, dada la simplicidad del enunciado. Pero como dice la Ley de Murphy, en teoría no hay diferencia entre la teoría y la práctica, pero en la práctica sí la hay.

Así las cosas, arribo sin buscarlo (consciente o voluntariamente al menos) nuevamente al lugar donde la solución, si es que existe tal cosa, se reduce a la simple frase. Tómalo o déjalo.

Y aquí entran en juego varias consideraciones:

- Costo vs. beneficio. El costo de déjalo es habitualmente alto, y en mi caso es muy alto considerando implicancias, sentimientos, consecuencias y daño a terceros inocentes (en este caso MUY inocentes). El contexto llama a la reflexión seria y detenida sobre los beneficios de la elección por déjalo. Y el peso de los beneficios, es subjetivo. Para mi forma de entender la vida en general, pesa, pero no se trata puramente de mi opinión. La mayoría de las personas, si fueran consultadas, creo que se inclinarían por una óptica más tibia, sobre todo si se tratara de mujeres. En este caso puntual, la otra opinión influyente se inclina por un balance menos que tibio. Frío.

- Integridad. Más allá de cuestiones de orgullo, más allá de las expectativas, los deseos, las necesidades y las ilusiones de cada uno, cada persona es esencialmente libre. Pedirle, o incluso exigirle o coartar a alguien a cambiar, no solamente es una actitud ruin, invasiva y egoísta, sino además básicamente inútil. La gente no cambia. O mejor dicho, la gente cambia cuando tiene libertad para el cambio, pero resiste el cambio que le es impuesto. Es como el gato, que huye de todo lo que lo persiga y persigue a todo lo que le huye.

Y así se genera el loop eterno en el que A lleva a B y B lleva a A, y la conclusión de todo esto es cada vez más evidente. Es tómalo o déjalo, y todos los demás detalles son irrelevantes.

Mi decisión por el momento no me satisface. Es un tómalo a medias, condicional, cobarde, inestable, inseguro. Es una decisión no tomada por mí, sino tomada a instancias de otros.

Porque en mi caso, yo solamente puedo elegir el déjalo. El tómalo corre por cuenta de otro.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

primera vez que me invitan, so, vine a ver, y si, se ve que anduvimos o andamos por caminos parecidos, digo lo de mal de muchos?..., anyway, el tema es tomar al toro por donde sea, pero tomarlo de una puta vez, y si a los inocentes que vamos a salpicar lo hacemos por "un bien mayor" (ja!, de sarcasmos estamos hechos), bienvenido sea.
Bah, que los hipocritas mueren solos, y no hay peor mentira que a nosotros mismos

Anónimo dijo...

Hola McQ... muy de acuerdo con vos, sólo que cuando las circunstancias se dan a repetición uno empieza a dudar... "no seré yo el equivocado? no estaré intentando algo imposible y que en realidad nadie hace?"... etc.
Gracias por tu visita, volve cuando quieras, quedas invitado en forma permanente!

Kaitos dijo...

Ciertamente, me encuentro atónito con su encrucijada. bah...

Si en usted no recae la desición que beneficiaría al resto, y no parece que hubiera nada que usted pudiera hacer para que se tome la desición que pudiera hacerlo... ¿Porqué se preocupa por la desición?

En todo caso, ¿se podría ocupar de esos inocentes? Porque en definitiva, eso es lo que usted dice que es lo mas importante, ¿no?

Saludos

Kaitos dijo...

¡Que bestia! Desición, en lugar de Decisión... uuuuuffffffffff 70 latigazos...

Fantine dijo...

Hace pocos días me vi en esa encrucijada y sabiendo que no era lo mejor para mí, opté por el tómalo. Mas bien, lo tomé sabiendo que despues iba a tener que dejarlo.
Por que no tener lo mejor de dos mundos? pensé.

Esta vez no me quedé con la duda de no saber como era aquello que habia decidido no tomar, fue la única diferencia.
La curiosidad mató al gato. dicen, y no se equivocan.
No me arrepiento, pero tampoco fue la solución.