jueves, julio 13, 2006

Oferta y Demanda

Experimento 1

A) Dispóngase en un recinto preferentemente cerrado, una población aceptablemente grande, mixta al 50% aproximadamente en géneros, de edad joven / adulta. Genérese en este ambiente una atmósfera distendida y relajada para los participantes y no se les asigne otra tarea que conversar, escuchar música y divertirse. Un ejemplo del escenario buscado podría ser el típicamente encontrado en un pub, bar o discoteca.

B) Insértese en el contexto definido en A a un ejemplar masculino, de edad acorde a la población dispuesta, de apariencia apuesta para la mitad femenina de esta población, habiendo relevado previamente los requisitos para cumplir con tal condición.

C) Sitúese al sujeto aproximadamente en el epicentro de la reunión y hágaselo gritar, en voz alta y clara de modo que el mensaje llegue al total de la población, lo siguiente:

QUIERO TENER SEXO.

D) Provisto de un cronómetro, déjese transcurrir un lapso de media hora, y anótense los resultados.

E) Dispóngase una instancia aislada de A, es decir, el recinto puede ser el mismo pero la población debe ser compuesta por individuos distintos a los de A para evitar el efecto placebo.

F) Insértese en el contexto definido en E a un ejemplar femenino, de edad acorde a la población dispuesta, de apariencia apuesta para la mitad masculina de esta población, habiendo relevado previamente los requisitos para cumplir con tal condición.

G) Sitúese al sujeto aproximadamente en el epicentro de la reunión y hágaselo gritar, en voz alta y clara de modo que el mensaje llegue al total de la población, lo siguiente:

QUIERO TENER SEXO.

H) Provisto de un cronómetro, déjese transcurrir un lapso de media hora, y anótense los resultados.

I) Compárense los resultados obtenidos en D y H.

Creo que aunque no hagamos en la realidad este experimento, pocos dudarán del resultado del mismo, que es el punto de todo esto. Pero el punto no es precisamente probar que para las mujeres, en general, el sexo es fácil de conseguir, mientras que para los hombres, en general, es difícil y esforzado. Eso lo sabe más o menos todo el mundo. El punto es cómo cada quien ve lo que ve.

Los que vivimos del lado occidental del mundo, y ya hemos aceptado la sociedad de consumo como el aire que respiramos, estamos acostumbrados a conceptos en el fondo un poco ilógicos, como el de oferta y demanda. Como no soy un experto en marketing ni en economía, lo voy a reseñar en modo muy grosero. El principio es que cuanto más hay de algo, más trivial se vuelve, y por ende más barato; y por el contrario, cuanto más escaso es un bien o recurso, tanto más valioso. Este fenómeno es también determinante de un abanico de otros, como por ejemplo que es más barato comprar en volumen que individualmente. En los extremos, se dan los casos absolutos de commodity y lujo, en los cuales, respectivamente, se da que un bien es tan abundante y ubicuo que su valor es casi nulo, o que es tan escaso que es prácticamente inaccesible.

Este tipo de conceptos en realidad parecen tener que ver con cuestiones ergonométricas, parecen emerger de las características de la insatisfacción inherente del ser humano. De hecho, esta insatisfacción motoriza en gran parte ideas como el progreso, el desarrollo y la civilización en general, pero dejemos eso para otro día. Lo que quiero decir es que en cierta forma, es análogo a lo que pasa cuando uno tiene la heladera llena de comida. Uno la abre y no logra decidir qué quiere comer, y lo más probable es que termine abriendo un paquete de galletitas y untándolas con manteca como todo detalle para la cena. Ahora, si en cambio, la heladera está vacía, uno la mira y dice algo así como...

- Qué lástima. Justo tenía ganas de comer un.....

Y ahí el deseo se hace concreto. Uno tenía ganas de comer algo en particular, que hoy en la heladera no está. Uno lo puede ver, puede recordar el sabor que tenía la última vez que lo comió.

Frecuentemente me asalta el pensamiento de que eso es justamente lo que les pasa a las mujeres con el sexo, y lo que nos pasa a los hombres con el sexo. Para ellas es tan simple, y la oferta es tan grande, tan abundante y tan variada, que se termina volviendo trivial, monótono y aburrido. Algo que no merece ni la menor consideración, ni menos esfuerzo, ni mucho menos angustia. Para ellas, el sexo es un commodity. Pero en cambio, de este lado de la muralla, el sexo representa algo a lograr con esmero, con esfuerzo, con constancia, en competencia, y con inversión en tiempo y seguramente en dinero, por más que no apuntemos a pagar por sexo. Y por ende, el sexo cobra una cierta importancia culminante, la materialización de un logro, del empeño puesto en una empresa. Es algo raro, costoso y sólo para unos pocos afortunados. Es un lujo.

Supongo que eso nos justifica un poco a todos: a ellas, por no poner entusiasmo ni interés activo por el sexo, y hasta por rehuirle desde un poco hasta mucho; y a ellos, por tenerlo todo el tiempo en la cabeza, estar siempre a la búsqueda de una presa nueva, y perder el interés cuando lo consiguieron.

Y con esto, ya que estamos todos justificados y no parece haber otra salida, podría decir adiós y cerrar este aburrido blog.

Pero no, todavía queda bastante por revisar.

Como por ejemplo: qué pasaría si la ecuación se equilibrara? pensándolo, no es tan imposible. Con mantener a los hombres aplacados estaríamos cerca...

1 comentario:

Anónimo dijo...
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.