jueves, agosto 03, 2006

No entenderlas

Es un lugar comun muy frecuente entre hombres el que dice que nadie entiende a las mujeres.

Bueno chicos, aquí viene la mala noticia. No entenderlas es tanto o más difícil.

Cuando me separé de Pilar, me propuse firmemente la siguiente empresa:

No intentar entenderlas. Cogerlas.

Y durante un corto tiempo funcionó, con sus altibajos, pero parecía estar más o menos bien.

Cuando conocí a Juana, el sexo era un lugar de expresión en comun. Lo hacíamos muy seguido, cada vez que podíamos, y parecíamos complementarnos muy bien. Y entonces, me enamoré. Y a partir de eso, cometí muchos desaciertos. Le abrí completamente mi vida y mi casa. Le presenté a Eze. Pasaba tanto tiempo en casa, la extrañaba tanto cuando no estaba, y me sentía tan culpable de no poder estar con ella cuando estaba Eze, que le propuse mudarse conmigo - con nosotros en realidad. Formé una familia con ella. La atendía como a una reina.

El resultado de todo esto es que finalmente ella se aburrió de mí y la pasión se vino abajo. No es que me lo haya dicho, ni una cosa ni la otra, pero ciertas cosas no hace falta que a uno se las pongan por escrito. Se notan.

Mientras tanto, otros hombres que tienen a sus parejas en segundo plano, que las ignoran, no se ocupan de ellas, son indiferentes con ellas o que deliberadamente las irritan o maltratan de pleno, reciben devoción, admiración y estupendos favores. Esto es algo que siempre me molestó muchísimo.

Y es que así como no todo lo que brilla es oro, no todo lo que es cierto es obvio, ni todo lo que es obvio es necesariamente cierto.

De esta experiencia he sacado dos enseñanzas en la vida muy importantes, tan simples y tan monstruosas que cada una de ellas se puede resumir en una oración muy breve:

1) El stress es bueno y la gente lo necesita para ser feliz.

2) La comodidad es el PEOR REGALO que uno le puede hacer a alguien a quien ama.

Con énfasis en el PEOR REGALO. La dificultad une. La distancia ata. El no poder tener al otro alimenta el hambre, frase paradójica si las hay. La comodidad y la seguridad... te ponen el control remoto en la mano.

Cuando ella se mudó, yo no tenia televisor, ni me interesaba demasiado más allá del Discovery Kids para Eze, aunque tenía cable para la banda ancha - que necesito para trabajar. Ella trajo el suyo y lo pusimos en el living. Gran, gran error. Ya no cenábamos con música de fondo, luz tenue y conversando, sino con los ruidosos programas de entretenimientos de la noche y las telenovelas.


A ella le gusta dormirse con el televisor encendido... qué hizo el rey de la selva para complacerla...? Compró un televisor para la habitación, sólo para darle el gusto. Terrible, terrible, repito, terrible error. Ni siquiera hace falta que exponga. En mi casa, *ella* es la dueña del control remoto. Pero nunca se durmió tan rápido y profundo como con el programa de Alessandra.

El ser humano es una criatura muy pajera. Si no tiene necesidad, no crece. Si no tiene hambre, no mira más allá de sus narices. Si no está incómodo, no enfrenta desafíos. Se tira en el sillón y se entrega al ocio y a la crianza de una importante panza cervecera. Las mujeres no son la excepción, y la relación de pareja no es la excepción tampoco.

Pero como ellas tienen esa misteriosa capacidad de adivinar nuestras intenciones incluso antes de que nosotros mismos las elaboremos, la manipulación del stress de pareja por la vía de la indiferencia fingida o los mensajes velados se convierte, de la empresa ruin, egoísta y maquiavélica que de por sí es, en una delicada, minuciosa y esotérica misión digna de toda la potencia de supercálculo alguna vez desplegada sobre este planeta.

La moraleja es que sin entenderlas no es viable el amor. Y el sexo, mucho menos. Pero también, que hay una delgada - e invisible - línea que separa el agradarles de el realmente entenderlas. Lo que ellas dicen no es lo que ellas son ni necesitan; las señales que devuelven no son necesariamente indicadores válidos de lo que les falta. En esta ecuación, hace falta algo más. Hace falta sensibilidad, e intuición.

Ambas cosas, que los hombres no tenemos. Buena suerte, señores.



6 comentarios:

Francisca Anfossi dijo...

Todo lo que dices es muy cierto, pero no es una cosa de géneros porque para el otro lado funciona igual.

La verdad es que las relaciones de pareja tienen que ser una misión constante y si te dan la misión resuelta no tiene gracia jugársela.

Lo único que te puedo decir por experiencia también es que nunca cambies tu forma de ser ni tus hábitos por otra persona, a menos claro que seas drogadicto o pedófilo. jejej tu me entiendes no?

Anónimo dijo...

Hola vuelta, bienvenida. Muy de acuerdo con lo que decís sobre que la pareja hay que hacerla día a día. Lo que resulta cansador es hacerlo, o al menos intentarlo, mientras uno ve que el otro se relaja y deja que las cosas pasen de largo sin el impulso de aprovechar y vivir los momentos.
Yo soy de adaptarme bastante al otro, trato de creer que soy "flexible", pero nada se estira para siempre... y no, tengo otros vicios pero ninguno de esos ;)
Besos! gracias por pasar.

MALiZiA dijo...

Hola Krestian,
paso por tu blog como te dije, leí algunos post me gusta como escribís, y tenés razón cuando me decís que la cosas nos pasan casi igual de los dos lados.
Fijate que loco, a mi me pasó lo mismo con la TV en el cuarto, pero el que la quería era él...y tenés razón las relaciones necesitan no sé si estrés pero cosas que las sacudan del letargo que algunos llaman rutina, y otros comodidad.
Bueno, te agradezco las cosas lindas que me dijiste, y seguiré pasando por aquí.
un beso,

Anónimo dijo...

Malizia! Gracias por tu visita y tus palabras. Todo un honor, volvé cuando quieras. Va a haber siempre un trago frío o un café caliente esperándote.

Anónimo dijo...

¿Estoy a tiempo de escribir algo o ya no lee más comentarios?
Las cosas son de a dos, o deberían ser así. Obvio que el matrimonio/convivencia es una negociación constante y uno siempre cede a diversas cosas por amor.
El conflicto comienza cuando uno no tiene más ganas de ceder y el otro tampoco.

Igual, prefiero cena con velas y música de fondo que a Macaya Marquez en la tele...

Anónimo dijo...

Hola Beya, claro que estás a tiempo y claro que leo (bueno, salvo cuando estoy de vacaciones como hasta la semana pasada).
Yo creo que hay ciertas formas de mantener, como decirlo, "lubricada" la relación, cosa que si bien no elimina la necesidad de negociación, la hace más llevadera y hasta placentera.
Y casualmente, hablando de lubricación, se me ocurre que cuando se termina, empiezan las asperezas.
Sobre el ambiente de la cena... coincido con vos, prefiero la luz baja, el vino blanco y en el peor caso un CD de chillout que tinelli con bailando por un sueño 87. Pero bueno, digamos que crear un clima tiene sentido cuando hay disposición a disfrutarlo.
Y sí, sigo hablando de cosas de a dos.
Besos!!!!